La ciudad de Santander cuenta con alrededor de unas 30.000 puntos de luz pública y farolas, y el año pasado contó con un presupuesto de alrededor de 5 millones de euros para su mantenimiento.
Con esta idea lo que se pretende básicamente es controlar el nivel de intensidad de las luces según las necesidades del día o de las circunstancias; además permitirá tener un mayor control sobre las bombillas rotas o fundidas, los sobrecalentamientos etc. entre otras muchas ventajas.
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